El mundo deberá aprender a convivir con olas de calor más intensas

La Organización Meteorológica Mundial (OMM) de la ONU ha lanzado una advertencia contundente: las olas de calor extremo, que antes se consideraban eventos puntuales y excepcionales, están transformándose en fenómenos recurrentes y prolongados a nivel global debido al avance del cambio climático. Esta tendencia representa un desafío sin precedentes para la salud pública, la agricultura, la infraestructura y los ecosistemas en todo el planeta.
Según la OMM, las olas de calor actuales son más frecuentes, más largas y más intensas que en décadas anteriores, y se espera que esta dinámica continúe aumentando en las próximas décadas si no se toman medidas contundentes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Este fenómeno afecta especialmente a regiones vulnerables y amplifica riesgos asociados, como incendios forestales, sequías prolongadas y estrés térmico para personas y animales.
Las consecuencias humanitarias son graves: cada año, miles de personas mueren por causas relacionadas con el calor extremo, en particular adultos mayores, niños, personas con enfermedades crónicas y trabajadores expuestos a condiciones de alta temperatura. La ONU señala que muchas de estas muertes podrían evitarse mediante sistemas de alerta temprana y planes efectivos de respuesta.
Para adaptarse a esta nueva realidad, las ciudades y gobiernos deben implementar medidas de «climaseguridad», como aumentar las zonas con sombra, mejorar el diseño y aislamiento de viviendas, garantizar acceso al agua potable y crear espacios verdes que reduzcan el efecto de isla de calor urbana. También es esencial promover campañas educativas para proteger a la población en los momentos de mayor riesgo.
Los expertos destacan que esta adaptación debe ir acompañada de esfuerzos globales para mitigar el cambio climático mediante la reducción drástica de emisiones contaminantes, transición energética y políticas ambientales sostenibles.
El mensaje es claro: la humanidad debe prepararse para convivir con temperaturas extremas que serán parte de la nueva normalidad, y actuar con urgencia para proteger vidas y el medio ambiente.